La cuatro reglas del método cartesiano.

La primera era no aceptar nada nunca como verdadero que Nome hubiese dado pruebas de serlo: es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención; y no incluir en mis juicios nada mas que lo que se presenta tan clara y distintamente a mi inteligencia que excluyese cualquier posibilidad de duda.

La segunda era dividir cada problema en tantas pequeñas partes como fuese posible y necesario para resolverlo.

La tercera, conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos mas sencillos y mas fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por peldaños, hasta el conocimiento de los mas complejos; y suponiendo un orden también entre aquellos en que los unos no preceden naturalmente a los otros.

Por ultimo, hacer en todo momento enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que me permitan estar seguro de no haber omitido nada.

Rene Descartes, 1637.